viernes, 6 de abril de 2007

El debate que generó el tema de los hidrocarburos en la zona de Malvinas

Una revisión de los diarios de 1995, cuando se firmó el acuerdo, demuestra el nivel de expectativas que generó en los empresarios privados la posibilidad de explorar y exportar hidrocarburos en la zona marítima de las islas. Las petroleras estaban en primer fila, se anunciaba la creciente participación de capitales franceses a fin de afirmar el papel de exportador de energía de la Argentina en el Mercosur. Los más audaces aseguraban que la cuenca de Malvinas tiene una reserva de petróleo de 2.400 millones de barriles, y ubicaban a 20 kilómetros de Tierra del Fuego un yacimiento de gas cuyas reservas superan los 120.000 millones de metros cúbicos. Fuentes del sector afirmaban que el hallazgo de gas era el objetivo más probable basándose en el informe Shackleton, que data de 1977. En la actualidad no hay empresas argentinas que estén explorando y mucho menos explotando las riquezas de la zona y de hecho en el 2005 desde el Congreso Nacional también se estimó que las reservas de hidrocarburos de la zona de Malvinas era de entre 50.000 y 125.000 millones de dólares. Así consta en los fundamentos de un proyecto presentado por los legisladores Mario Cafiero, Daniel Carbonetto y Alicia Castro en el 2005. La iniciativa cedía a la empresa argentina Enarsa la exclusiva titularidad de los permisos de exploración y de las concesiones de explotación para el área en la cual existe una disputa de soberanía con el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte. Los legisladores reaccionaron a la noticia de que la británica Desire Petroleum iba a invertir 40 millones para explorar petróleo en Malvinas porque zona de la que esperaba obtener una ganancia de 182 millones de dólares anuales, publicada el 6 de mayo del 2005 en el diario Clarín. La empresa británica Desire Petroleum relanzará a principios de 2006 sus actividades de exploración petrolera marítima en tres pozos ubicados al norte de las islas Malvinas, donde piensa invertir unos 40 millones de dólares, publicó el matutino. Agregaba que la información fue confirmada a Clarín por el presidente de la compañía británica, Colin Phipps, para quien en la zona había al menos 1.000 millones de barriles de crudo esperando ser explotados, agregaba el artículo. Esta noticia, se sumaba a otra publicada el 30 de junio del 2004 en la revista Portal Energético Internacional según el cual desde Londres se anunció extraoficialmente que quedó conformado un consorcio empresario para encarar un programa de exploración de petróleo off shore en el mar que rodea a las Islas Malvinas. En ese caso se trataba de una campaña a cargo de un consorcio liderado por la australiana Global Petroleum e integrado también por la malvinense Falkland Islands Company, que iba a invertir 4 millones de dólares. Hoy la cancillería no tiene números certeros sobre el nivel de inversiones que empresas extranjeras hayan hecho en la zona de Malvinas. La estrategia del paraguas A doce años de su firma, en pleno gobierno de Carlos Menem, y tras naufragar casi desde su inicio, el acuerdo petrolero con el Reino Unido quedó esta semana definitivamente en la historia. Alterado en su esencia a los pocos meses de su creación por decisiones unilaterales del gobierno de Londres y en punto muerto desde el 2000, cuando una comisión mixta inició un período de reflexión que seguía corriendo hasta la semana pasada, el acuerdo perdió efecto por la iniciativa de la cancillería argentina. La decisión del Gobierno para que las empresas petroleras no puedan operar en la Argentina si lo hicieron en las Islas Malvinas bajo legislación del Reino Unido ratifica la caducidad de ese tratado firmado por el entonces canciller Guido Di Tella. Sabemos que en el pasado se operó en las islas bajo el convenio que firmaron Menem y Di Tella en 1995, pero no sabemos a ciencia cierta si ahora se está operando, aunque creemos que no, señaló el ministro de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios, Julio De Vido. El propio Di Tella explicaba, poco después de la firma del convenio, los alcances del mismo ante una comisión del Senado complaciente e integrada por una mayoría oficialista encabezada por Eduardo Menem. Con escenario favorable, Di Tella no tuvo problemas en afirmar que el acuerdo permite a la Argentina entrar en la zona disputada (con el Reino Unido) en los distintos roles que tiene la Comisión Bilateral, que entiende en la aplicación del entendimiento. También dijo que el beneficio económico por los trabajos conjuntos no fue la motivación primaria del acuerdo por parte de nuestro país, e inmediatamente acotó que si está, es mejor. Todo el mundo coincide que éste es el comienzo de un camino que va en buena dirección, aseguró el funcionario en una visión que chocó con la realidad de los hechos pocos meses después de ser anunciada. La negociación petrolera no implica que se le esté reconociendo (al Reino Unido) ningún derecho soberano sobre las Islas Malvinas, indicaba entonces Di Tella, tras lo que explicó que Inglaterra es la potencia administrativa y es una situación que de hecho hay que reconocer. Sobre el impacto económico del acuerdo firmado, señaló que aún no era seguro que haya una riqueza petrolera en la plataforma submarina y agregó que eso no se sabrá hasta que se realicen las exploraciones, aunque recordó que ya los contratos de pesca dan a los isleños una renta anual de 20.000 dólares per cápita. De acuerdo con las estadísticas del gobierno malvinense, la pesca aporta actualmente el 44 por ciento del producto bruto de las islas, con una contribución neta a través de las licencias que oscila entre los 16 y los 26 millones de libras esterlinas (entre U$S 32 y 52 millones). En las islas se entregaron 15 permisos de pesca por 25 años y la cifra se duplicó durante el último año gracias a una nueva legislación que modificó las autorizaciones. Las empresas más importantes son de España y Corea del Sur, mientras se calcula que hay 200 embarcaciones pescando ilimitadamente. Di Tella explicó que la Argentina cobraría una regalía del 3 por ciento del petróleo extraído en las zonas en disputa y que en dos áreas específicas cobraremos el 50 por ciento, tras lo cual puntualizó que la del acuerdo es una fórmula más bien compleja. Si existiera petróleo, no sería disparatado hablar de decenas de miles de millones de dólares, de los cuales los países se beneficiarían con un porcentaje, manifestó Di Tella. El acuerdo establecía un área de cooperación petrolera que se distribuirá en seis zonas de 3.500 kilómetros cuadrados, cada una, aguas afuera de las Malvinas. La declaración conjunta aclaraba que lo acordado en materia de hidrocarburos no será interpretado como un reconocimiento o apoyo de la posición de la Argentina o del Reino Unido acerca de la soberanía del archipiélago austral. De Vido señaló: sabemos que en el pasado se operó en las islas bajo el convenio que firmaron en 1995 el presidente Carlos Menem y el canciller Guido Di Tella, pero no sabemos a ciencia cierta si ahora se está operando, aunque creemos que no. Es que el acuerdo fue alcanzado en base a la fórmula de paraguas de protección de la soberanía de las islas Malvinas, establecido por el gobierno de Carlos Menem en 1990. Ese año, la Argentina y el Reino Unido restablecieron las relaciones diplomáticas que se habían cortado durante el conflicto bélico de 1982 y a partir de ese momento se inició el diálogo para la cooperación bilateral, pero con el mencionado paraguas. (Télam)

http://laopinionaustral.net/index.php?url_channel_id=9&url_publish_channel_id=28574&well_id=2

No hay comentarios: