Por Ricardo De Dicco*
El petróleo y el gas natural satisfacen casi el 90 por ciento de las necesidades energéticas de la Argentina. Desde la privatización de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Sociedad del Estado, en 1992, la extracción de ambos hidrocarburos se ha incrementado significativamente, alcanzándose el pico máximo en el caso del petróleo hacia 1998; por consiguiente, el horizonte de vida de las reservas certificadas de estos recursos naturales no renovables era de apenas 8 años en petróleo y 9 años en gas natural a comienzos de enero de 2006, con la posibilidad de convertirse Argentina en un país importador neto de ambos hidrocarburos hacia 2009.
Considerando el fraude en el registro de reservas de hidrocarburos realizado por Repsol YPF durante las gestiones Cortina y Brufau (anterior y actual presidentes de esta petrolera), el horizonte de vida de las reservas certificadas se ha reducido a 7 años en petróleo y 8 años en gas natural.
En efecto, con la privatización de YPF el Estado ha perdido su instrumento clave para explotar racionalmente los yacimientos de hidrocarburos y captar su renta para financiar el desarrollo de fuentes alternativas de energía.
Ahora bien, un dato que explica la drástica caída del horizonte de vida de las reservas de petróleo y gas natural es el concerniente a las bajas inversiones de capital de riesgo realizadas por las compañías petroleras extractoras, que si bien tuvieron un supuesto protagonismo durante el período 1993-1996, a partir de 1997 fueron disminuyendo drásticamente.
Durante el período 1980-1989 se registró un promedio anual de 117 pozos exploratorios, durante el período 1990-1999 el promedio descendió a 94 pozos (casi un 20 por ciento inferior al decenio anterior) y en el quinquenio 2000-2004 fue de apenas 23 pozos exploratorios anuales (un 76 por ciento inferior al registrado durante la década del ‘90 y un 80 por ciento inferior al del decenio de los ‘80). La baja inversión en exploración registrada en éste último quinquenio no puede explicarse cuando se comparan los precios del barril de crudo en este período respecto al de los ‘90, considerando que el argumento de las compañías petroleras sobre fines de esa década, cuando el barril de crudo había descendido por debajo de los 11 dólares (en 1998), era que los esfuerzos exploratorios serían significativos una vez que el barril superase la barrera de los 30 dólares.
En el primer trimestre de 2002 –devaluación de la moneda y pesificación de los costos operativos del sector energético en general e hidrocarburífero en particular mediante– la administración Duhalde pactó con las compañías petroleras un precio para el barril de crudo en el mercado interno de 28,5 dólares; el cual se alineaba con el precio internacional de referencia de Argentina, el WTI (West Texas Intermediate). Sin embargo, al año siguiente se realizaron apenas 19 pozos exploratorios, cantidad similar a la de 2002; y en 2004, con un precio internacional promedio del barril de crudo que se ubicaba por encima de los 36 dólares y con un precio para el mercado interno que se encontraba en 34,5 dólares, apenas se realizaron, según la Secretaría de Energía, 25 pozos exploratorios (21 pozos exploratorios según el IAPG).
Repsol YPF es el principal titular de concesiones de explotación gasífera, concentrando en forma directa el 39,4 por ciento de las reservas, y un 46,3 por ciento considerando las de su controlada Pluspetrol. En relación a las reservas petroleras se replica una situación similar de liderazgo, ya que esta compañía petrolera concentra en forma directa casi el 38 por ciento del crudo que se encuentra en el subsuelo argentino, o 39,4 por ciento incluyendo las reservas petroleras de su controlada Pluspetrol. Con respecto a la extracción gasífera, Repsol YPF concentra el 32,6 por ciento en forma directa, y el 41,3 por ciento incluyendo la participación de Pluspetrol. Mientras que en la extracción petrolera concentra en forma directa el 42,7 por ciento; incluyendo la participación de Pluspetrol el 44,8 por ciento.
Como resultado de tal concentración económica de reservas de hidrocarburos, del precio promedio internacional del barril de petróleo durante el ejercicio anual 2004 (superior a los 36 dólares), del costo total de producción de un barril de petróleo situado en apenas 6,1 dólares y de los resultados operativos acumulados en igual fecha equivalentes a 2.638 millones de dólares, de los cuales el 64 por ciento provino de Argentina (Repsol YPF, “Informe Anual 2004”), se observa que las inversiones resultantes de tales ganancias extraordinarias realizadas en el país por este conglomerado energético-financiero controlado por “La Caixa”, se orientaron más precisamente al desarrollo de pozos existentes. Las inversiones de capital de riesgo fueron casi nulas: sólo 6 pozos de exploración (1 de gas natural y 5 de petróleo), mientras que los pozos de hidrocarburos en desarrollo totalizaron 308 (284 de petróleo y 24 de gas natural) y los de avanzada 65 (2 de gas natural y 63 de petróleo).
La información precedente señala que los datos geológicos en base a estudios sísmicos realizados por el Estado nacional durante las décadas del ‘60, ‘70 y ‘80 indican que prácticamente no hay nuevos reservorios hidrocarburíferos de importancia por descubrir.
Pero claro, para el señor Antonio Brufau, presidente de Repsol YPF, esto se explica por los “bajos incentivos fiscales. en materia de exploración”. Explicación propia de quien cree en la existencia de un cuadrado redondo.* Investigador del Idicso-USAL y del CEPEN-UBA.
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/cash/17-2282-2006-02-08.html
miércoles, 14 de mayo de 2008
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